Sin límites en el paisaje, entre la ciudad y la nada, entre las formas in-humanas y las formas sin rizona, sin ancla ni raíz. Moverse entre abstracción pura o entre otra no tan lejana y llena de gravedad por las arquitecturas que nos engullen y esclavizan.
Paisajes dobles, entre abstracción pura, que narra por si misma lo que aguarda dentro de nosotros, junto a paisajes firmes y rotundos, sutiles y elegantes, con la primera de las artes que es la arquitectura; sin ella estaríamos aún en los inicios. Con lo que, el paisaje del antes, la abstracción, y del después, la ciudad, como máxima expresión de la evolución humana, nos llevan a la imposible decisión de elegir cuál prima, si la una o la otra.
La idea de EQUILIBRIO, siempre presente en estas obras, liga lo matemático, lo estable y lo lineal, con lo efímero, lo intangible y lo casual de las manchas y sus azares. Equilibrio perfecto entre el Ethos, la Razón Clásica, con su suma exactitud en la medida y, el Pathos, el Sentimiento Helenístico, aquél que nos muestra el momento más crítico, el que nos hace humanos.
Vence, aquí sí, en un medio tan deleznable como es la Pintura, el Justo Medio. Como si en el Arte como en la Vida el desafío estuviera en dominar ambosextremos, almas dobles que son una.