Rosario Arizza nace en 1951 en Avola, en la provincia de Siracusa, donde vive y trabaja actualmente. Tras graduarse en el Instituto de Arte de Siracusa, se dedica de inmediato a la pintura abstracta y comienza a mostrar y llevar su trabajo al resto de Italia y Europa.
Arizza posee una fuerte identidad cultural y filosófica mediterránea, hecha de colores cálidos, que recuerda a la arena del mar y los colores de la tierra, transferida a través de un uso generoso del material como una estratificación de signos e ideas superpuestas.
A lo largo de los años, Arizza continúa experimentando y profundizando sus estudios mientras se mantiene fiel a su naturaleza, cuya característica principal es el conocimiento completo de la materia como un elemento fundamental de su arte.
Sus obras forman parte de numerosas y prestigiosas colecciones públicas y privadas, en Italia y en el extranjero. Joan Abelló Juanpere, Lucio Barbera, Juan Manuel Bonet, Tanino Bonifacio, Antonio Caldarella, Joe Camilleri, Gillo Dorfles, Francesco Gallo, Giovanni Iovane, Mónica Muñoz, entre otros, han escrito sobre él.